viernes, 3 de diciembre de 2010

El muro

Cada día, de camino a la universidad, me introduzco en el mundo 22@. Siguiendo el carril bici, en menos de tres calles paso de un barrio obrero, de talleres y fábricas, a un proyecto de barrio cool. Los edificios de nueva construcción ocupan grandes manzanas y se respira innovación, tecnología y comunicación. Con mi bici veo desde TVE hasta el Canal de Barcelona TV, la Torre AGBAR, el museo de arte moderno e innumerables edificios que algún día serán emblemáticos. Además, cada dos por tres aparece un gran solar vacío con intentos de construcción.

¡Hace unos días encontré una para de Bicing genial en esa zona! Todos aquellos que uséis este servicio sabréis que el mayor problema es el de no encontrar lugar donde dejar la bici… bueno, también podría ser el hecho de que nunca te toca una bicicleta que funcione bien… o que al dejar la bici aparece la lucecita verde-roja indicando un error… y por qué no decirlo también, que la atención telefónica es muuuuy lenta. ¡Pero ya me estoy desviando del tema!

La cuestión es que muchas personas que van a mi universidad llegan a ella en bici y, por tanto, las estaciones de sus alrededores están siempre bastante a tope. Desde hace unos días, he encontrado una estación perfecta. Es la más cercana a mi uni y la más desconocida, ¡por el momento! Se encuentra detrás del enorme solar que tenemos delante de la universidad y que te obligaba a dar una enorme vuelta si querías dejar la bici allí. Pero hará un par de semanas, y como si de un Moisés de la construcción se tratara, se abrió ante nosotros una nueva calle en medio de tanto edificio nuevo. ¡Esta enlaza de manera casi directa la entrada de la uni y la estación de bicing!


Para llegar a este pequeño paraíso estacional, desvío mi recorrido habitual un par de calles. El primer día, al doblar la esquina, me sorprendió ver un enorme muro azul que reseguía prácticamente toda la calle. En letras blancas se leía “22@ Barcelona” y varios pensamientos empezaron a despertar en mi mente de cuando, años atrás, se desató la polémica de la construcción del nuevo barrio: había muchas personas del barrio de toda la vida en contra. Al pasar unos días más tarde, otra vez el azul del muro me indicó que debía doblar la esquina para continuar mi camino, cada vez más habitual, hacia la preciada estación. Algo, ese día, había cambiado.

Una línea enormemente blanca recorría el antiguo anuncio “22@ Barcelona”. Aún había gente en contra, a pesar de los años que habían pasado. En ese momento pensé: podría escribir un post sobre la interactividad de este muro… pero luego descarté la idea cuando llegué a la conclusión de que, en realidad, quizás solo había sido un acto algo vandálico más que una acción de protesta y que, seguramente, quedaría para siempre ahí la palabra tachada, hasta echar el muro a bajo.


Tras pasar el fin de semana, y resignarme a empezar la semana, volví por el camino de siempre. Una risa empezó a cosquillearme el estomago hasta salir por la boca como una gran carcajada. El muro volvía a estar perfectamente pintado, con las letras blancas exactamente perfiladas. Ahora, ¡ya podía hablar de interactividad! Y sigo pasando con mi bici, esperando ver publicado en el muro del solar un nuevo post.

2 comentarios:

  1. Personalment, em sembla molt bé que repintin el mur després d'un actec vandàlic, tot i que aquest fet demostra que l'ajuntament prefereix destinar recursos repintant aquest mur (el qual té una vida finita) i per davant del qual no passa un gran nombre de gent, en comptes de repintar graffitis de les parets d'estacions de metro i ferrocarrils per on passen milers de persones cada dia.

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  2. La veritat és que l'Administració sempre acaba fent coses que pels ciutadans mai tindran sentit!

    Gràcies pel teu comentari =)

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