jueves, 28 de octubre de 2010

La bloggosfera y las campañas on-line

Buscando material a través de la red para mi nuevo post, quería hablaros hoy de campañas on-line. Mi sorpresa ha sido encontrarme un blog sobre campañas on-lines basadas en blogs… así que hoy va de blogs.



Sergio Monge, el autor del blog al que me refiero, resume brevemente la situación actual de esta herramienta on-line en España. Actualmente, existen unos 2,3 millones de blogs en nuestro país y el 78% de los usuarios afirman leerlos, el 40% de los cuales lo hacen semanalmente. Así, se calcula que el número total de lectores en España es de 8,5 millones.

Pensando en estas cifras, intentaba saber en qué tanto porciento podría situarme. Aunque no leo siempre los mismos blogs, ni tengo una lista con mis preferidos, sí que se han convertido en una herramienta de consulta habitual. Tanto para los trabajos de la Universidad como para la vida cotidiana, en algún momento que otro, consulto los blogs.

Profundizando más en el tema, la Fundación Orange también da datos sobre cómo actúan los usuarios en estos espacios. El 44% de los encuestados estarían dispuestos a cambiar de marca después de leer comentarios negativos en un blog y hasta un 41,2% dejaría de comprar un producto por el mismo motivo. Y al contrario, un 39,8% lo ha comprado por leer críticas positivas. Pensando en esta situación, recuerdo que, en casa, antes de comprar una cámara digital, un móvil o un ordenador portátil, seguimos los comentarios de otros usuarios en diversos blogs. Comentándolo con otros amigos y familiares, ellos también los utilizan para informarse sobre estas cosas. Y realmente nos afectan los comentarios que leemos.

Aunque un teléfono móvil sea bonito, tenga cámara y pueda guardar archivos .mp3, una mala crítica ya es un punto negativo en su contra. Sigues buscando más información, pero el comentario ronda por tu cabeza. Más tarde ves el anuncio en televisión, lees un banner, recibes un e-mail promocionando el producto, pero el producto ya ha quedado manchado y los comentarios negativos terminan por anular la campaña publicitaria, planeada y trabajada, que se ha ideado para el producto.

Sé que esto no pasa en todos los productos y que posiblemente podríamos hablar de categorías de productos, especialmente tecnología, pero cada vez más se consulta la red, y esto hay que tenerlo muy en cuenta. Los usuarios buscan más publicity on-line que publicidad y, por tanto, debemos ser conscientes de con qué estamos trabajando en realidad. Como creadores de campañas, no tenemos que organizar solo el lanzamiento y la promoción del producto sino que debemos organizar la repercusión que ocasionará nuestro producto de forma voluntaria o no. En este sentido, Internet es el medio que mejor debemos controlar ya que aquí la palabra es libre y global y, además, perdura en el tiempo ciberespacial.

sábado, 23 de octubre de 2010

Lo que no se puede hacer, pero ¿se debe?

Legislación es una asignatura que estamos dando en este último curso de la carrera de publicidad y relaciones públicas.

Legislación es una asignatura donde nos enseñan lo que debemos hacer a través de lo que no se puede hacer.

Legislación es una asignatura que me plantea preguntas…
  

La dinámica de las clases es la siguiente: teoría + análisis práctico. En la teoría trabajamos las leyes que más pueden determinar el desarrollo de nuestro trabajo en el futuro (Ley General de Publicidad, Ley de Competencia Desleal…). En la práctica analizamos diversos ejemplos donde podemos comprobar que no se cumple la ley pero que, aún así, las agencias y anunciantes crean y emiten esos anuncios. Con la ley en la mano, y sabiendo que si alguna persona decide denunciar la campaña esta será retirada, me pregunto: ¿por qué siguen adelante?

La respuesta a esta pregunta muchas veces la encontramos en el mismo análisis de los casos. La campaña es retirada pero su repercusión es mucho mayor de lo que habría conseguido un anuncio legal en todos los sentidos. Los medios de comunicación terminan explotando este contenido y creando publicity alrededor de la campaña. Personas a quienes nunca les hubiera llegado el anuncio conocen su existencia, recuerdan la marca y debaten al respecto. Los públicos objetivos se cuestionan el porqué de todo lo que está pasando… En definitiva, el anunciante consigue lo que la ley intenta impedir, que se hable de ello.

La difusión de estas campañas retiradas normalmente es mucho mayor después de una sentencia en su contra y esto, para los anunciantes, es aún mejor. A pesar de perder su “espacio oficial” en los medios, se crea un gran interés a su alrededor y la gente empieza una campaña paralela de búsqueda y difusión. Esto es posible gracias a Internet, plataformas on-line como youtube.com y foros de debate donde la ley aún no es tan restrictiva. No son pocos los casos de spots televisivos considerados inadecuados que son retirados pero que consiguen miles, incluso millones, de descargas en Internet. Y toda esta situación me hace pensar sobre cómo se deben plantear estas campañas. ¿Realmente los anunciantes y las agencias no conocían la posibilidad de la retirada de su anuncio? ¿Es más rentable la creación y retirada de un spot, el pago de una multa, que seguir la ley? ¿Qué reciben a cambio de miles de descargas en Internet? Si lo que buscamos es que se hable de nosotros, ¿qué estamos diciendo sobre nuestra marca al crear campañas ilícitas? ¿Es totalmente beneficioso para nosotros?

Solo el tiempo responderá estas preguntas pero, de momento, aquí lo dejo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El medio es el mensaje… ?

Después de una primera introducción a las teorías que Marshall McLuhan ha desarrollado alrededor de los medios de comunicación, para el post de hoy me quedo con “the medium is the message”. Sé que es un tema que iré desarrollando a medida que vaya creando este blog, pero mi concepción más primaria de la cuestión, hoy por hoy,  es: “El medio es el mensaje… ¿El medio es el mensaje?” Ante la revelación tan rotunda del filosofo solo tengo dos cosas que decir, puntos suspensivos y signos de interrogación.

Reconozco que mi mente no es muy filosofa, permitiéndome extrapolar la realidad comunicativa en una sola frase, y que este tipo de teorías las entiendo pero, normalmente, no las comparto. Así que mi opinión se basa, realmente, en lo que pueda pensar una chica, filosóficamente inexperta, en una tarde de un festivo nuboso y posiblemente lluvioso, sobre una frase de la que se han escrito ríos y ríos de tinta y lenguaje HTML.

El medio es el mensaje…

Los puntos suspensivos es mi manera de decir que McLuhan puede tener razón, pero que, personalmente, no delimitaría este mensaje con un punto y final. Realmente, merece muchos comentarios, reflexiones y estudio, y los puntos suspensivos es la manera que tengo de darme tiempo para poder hacerlo. Tres puntos siempre quieren decir algo más; algo supuesto, algo por llegar, algo por escribir. Es una teoría que no empieza y acaba en una sola frase. De ahí surge la pregunta.

¿El medio es el mensaje?

Creo, sinceramente, que el medio y el mensaje no son lo mismo, por tanto uno no puede ser el otro. Sé que es una justificación muy simplona pero la propia semántica nos distingue “medio” y “mensaje”. A mi forma de ver, el medio es un condicionante del mensaje. Claro que sin medio no hay mensaje, pero llegando a un postulado absolutista, el mensaje lo es todo, todo comunica, y, por tanto, tampoco hay medio sin mensaje. Esto no significa que sean lo mismo, al contrario, esto nos muestra que son dos actores interdependientes.

Para intentar comprender un poco mejor lo que McLuhan decía pensé en poner ejemplo. Busqué un mensaje universal y tal y como decían los Beatles, “All you need is love”, me decidí por el amor. Lo que me proponía demostrar es que medio y mensaje no son lo mismo, así que pretendía encontrar fotografías con el mismo mensaje pero en diferentes medios.

 




Se trata de un mensaje con muchas interpretaciones, tantas como personas, pero es un mismo mensaje. Lo que cambia es el significado, lo que nos transmiten las diferentes maneras de expresar este sentimiento, y esto se debe, en gran parte, al medio en el cual se encuentra el mensaje. Por lo tanto, tenemos un mensaje fijo que varía según el medio en el que se contextualice. Por otro lado, si despojamos las imágenes del mensaje, los diferentes medios dejan de tener una relación entre sí y ya no transmiten lo que originariamente se habían propuesto.

Después de esta pequeña reflexión, sigo pensando que “El medio NO es el mensaje” pero que dependen uno del otro. Se complementan, se dan sentido. Aún así, no se trata de una conclusión final sobre el tema, así que no descarto los puntos suspensivos y los interrogantes. Volveré a reflexionar sobre ello, de aquí un tiempo. ;)

jueves, 7 de octubre de 2010

40%, 50%, 60%, 70%...



¿Por qué será que cuando llegan las rebajas o vemos un gran descuento, terminamos por gastar más o compramos cosas que ni nos habíamos planteado? ¡Encontramos un producto rebajado y de repente nos acordamos de que era algo que siempre habíamos querido y necesitado! Que suerte, y que casualidad, que justo el producto tiene un buen descuento. Casi sin darnos cuenta, ya estamos sacando el monedero y adquiriendo nuestro producto taaan necesario.

Quien más o quien menos ha comprado algún producto atraído por un gran descuento y no porque realmente lo necesitara. Esta tentación me está acechando cada día desde hace un par de semanas. El caso es que decidí apuntarme a una página de compra colectiva que, gracias al gran número de usuarios, proponen planes diarios a muy buen precio. Su anuncio me reclamaba desde la columna derecha de facebook, donde el 70% de descuento en sus planes desviaba mi atención del cotilleo habitual con mis amigos. Al final, caí. Y ante mí se abrieron un sinfín de posibilidades. Que si un menú degustación en un restaurante con clase con un 52% de descuento… que si “regeneración celular” por 27 €… que si 60% de descuento para conducir un Buggie… ¡Un Buggie! ¡Todo un sueño hecho realidad! Pero la verdad es que son cosas que no me había planteado hacer y por las que estaba dispuesta a pagar porque costaban menos de lo que cuestan habitualmente.

Esta situación me hace reflexionar sobre cómo nos dejamos llevar por el consumismo rebajado. Según una de estas webs, por cada bono vendido se ha conseguido una media de 16 € de descuento y llevan casi 140.000 tickets en un año. Además, empecé a preguntarme cómo afectan estos descuentos a la imagen de las empresas que los ofrecen. Supongo que, en este sentido, podemos hablar de dos puntos de vista diferente. Por un lado, los usuarios de estas webs, para los que esta situación es bastante positiva, y, por el otro, los consumidores habituales de estos productos y servicios, que deben tener la sensación de que han estado pagando hasta un 70% más de lo que en realidad cuesta y para los que, supongo, no es tan positivo.

Aún así, hay que tener en cuenta que normalmente se trata de negocios locales. Este tipo de páginas web llegan diariamente a miles de personas directamente a su correo electrónico y, la mayoría, lee las ofertas que se proponen para ese día. Quizás de otra manera, estas empresas no llegarían a contactar nunca con un número tan elevado de personas o deberían invertir un gran presupuesto que actualmente no tienen. Así que son ellos los que deben poner en una balanza la situación y elegir entre perder algún cliente habitual o conseguir una gran difusión on-line. En mi opinión, estas webs acabaran siendo un paso habitual en la organización de los planes de ocio y la participación en ellas de estas empresas terminaran por marcar la diferencia ante otras compañías de la competencia que no posean este tipo de público on-line.